Asegura la calidad de tus contenidos con un corrector

Grupos de acción ortográfica se afanan por corregir la ortografía de los grafitis en ciudades como Quito o Madrid.

Grupos de acción ortográfica se afanan por corregir la ortografía de los grafitis en ciudades como Quito o Madrid.

Hace algunos días se celebró en San Millán de la Cogolla, en La Rioja, el X Seminario Internacional de la Lengua y Periodismo  organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) dedicado, en esta ocasión, al papel que juegan hoy en día los manuales de estilo, en general, y a la necesidad de contar con el valioso trabajo de los correctores, en particular.

Durante estas jornadas, se intentó dar respuesta a preguntas como “¿Puede un corrector aportar corrección, coherencia y un modelo de comunicación válido en cada medio?” o “¿Qué tipo de corrección necesitamos?”. Sin embargo, lo que más nos interesa de este encuentro es uno de los temas que se trataron en clave de debate: la disminución del número de editores y correctores en los medios de comunicación y, en algunos casos, su completa eliminación.

Según las conclusiones extraídas del seminario, esta reducción de profesionales correctores está provocando un aumento en los errores, las erratas y los malos usos que perjudica la calidad del producto que reciben los consumidores de información. Y aunque el tema a tratar en el X Seminario se centró en la repercusión de esta carencia en los medios de comunicación, podríamos hacerla perfectamente extensible a los textos que hoy en día se publican en blogs, canales sociales, secciones de noticias y copys de páginas web corporativas. Y como sucede en prensa tradicional, medios digitales, radio y contenidos televisivos, los resultados son devastadores de cara a la imagen de marca que queremos mostrar y, no menos importante, de cara al posicionamiento de esos contenidos en internet.

La preocupación del sector por este asunto es tal que Fundéu BBVA y la Unión de Correctores (UniCo) firmaron un acuerdo para promover la corrección de textos en formato digital, de hecho, el compromiso adquirido contempla la puesta en marcha de una plataforma que permita a cualquiera que escriba contactar de forma sencilla y rápida con un profesional de la corrección.

Desde aquí aplaudimos toda iniciativa que se plantee en esta línea. Para nosotros, la corrección de textos una vez redactados en fundamental, sobre todo cuando hablamos de contenidos digitales corporativos que hablan en nombre de una marca. De nada nos servirá “vender calidad” en productos y servicios si no plasmamos ese valor añadido en aquello que es, hoy en día, nuestra principal carta de presentación: la suma de nuestra página web y canales sociales corporativos.

Para la correctora Esther Murillo (@esthermc30), aún existe cierto recelo hacia la corrección profesional en el medio digital: “La figura del corrector todavía no está del todo integrada o entendida en muchos ámbitos relacionados con la escritura y la comunicación. En los tradicionales, como el de la prensa o el de las editoriales, por ejemplo, este profesional está desapareciendo de la plantilla para dejar paso, como mucho, a su externalización. En los más nuevos, como los digitales —que, en numerosos casos, ya podemos decir que no hay tal novedad y los formatos están bien asentados: webs corporativas, blogs, newsletters, empresas de autoedición…—, aún existe cierto recelo (por desconocimiento, diría) a «que nadie le corrija» y, por lo tanto, a contar con este profesional”.

Según Murillo, el motivo se debe, seguramente, a que el responsable de esos contenidos digitales no sabe que el corrector o asesor lingüístico simplemente le va a ayudar a dar calidad al texto final, “nunca cambiará contenido o estilo, si su pericia es buena”, señala.

En palabras de esta correctora, “para cualquiera que escriba, como autor nunca va a revisar un texto propio, en el que está implicado, de la misma manera que un tercero, con el ojo entrenado, imparcial y con el conocimiento y los recursos para intervenirlo”. Esta última cuestión está también dentro de las conclusiones del X Seminario Internacional de Lengua y Periodismo.

Profesionales independientes como Esther Murillo y equipos de trabajo como el de Oportet Editores se afanan día tras día en que los textos de sus autores se publiquen libres de erratas, incongruencias, errores ortográficos, léxicos y semánticos, una labor que proporciona grandes resultados no solo estilísticos sino efectivos de cara a la consecución de objetivos empresariales. Prescindir de ellos es, sin duda, un grave error.